Camino al campamento B
El amanecer nos recibió a las 7 a.m., con un desayuno de café, té y dulces que nos llenó de energía para el día que nos esperaba. Empacamos nuestras mochilas, y nos preparamos para la ascensión al campamento B, situado a unos 3200 metros sobre el nivel del mar. Con las mochilas ajustadas, provisiones de comida de marcha, agua y protección solar, iniciamos el sendero bajo un sol que ya comenzaba a calentar con intensidad.
El trayecto, de aproximadamente 5 horas, transcurrió con pausas estratégicas para descansar y disfrutar del paisaje. La más notable fue en los mallines, oasis de vegetación en medio de la aridez montañosa, donde la tierra húmeda y el pasto verde forman un contraste vibrante con el entorno rocoso. Estos humedales de montaña son vitales para la fauna local, ofreciendo un respiro y recursos hídricos en la ruta.
Al acercarnos al lugar designado para el nuevo campamento, enfrentamos el cruce del río Lágrimas. Montados a caballo, superamos la corriente con la ayuda de nuestros fieles compañeros equinos. Tras el río, nos esperaba un desnivel desafiante que ascendimos con determinación, llegando finalmente a una serie de terrazas. Allí, los guías ya habían preparado el almuerzo, dándonos la bienvenida a esta nueva etapa de nuestra aventura en la cordillera de los Andes.

